martes, 3 de julio de 2012

"La montaña mágica" de Thomas Mann.

La próxima reunión del club de lectura tendrá lugar el jueves 30 de agosto de 2012, a las 19:30 horas. En ella comentaremos el libro "La montaña mágica" de Thomas Mann.

"La montaña mágica" es quizá la obra más famosa de Mann y la más leída por varias generaciones de lectores. No es fácil acercarse a una novela como ésta. Sus 1.000 páginas pueden intimidar a más de un posible lector. Si a eso se suma su falta de acción, su ritmo pausado y las acciones de los personajes, más contemplativas que dinámicas, el lector puede tener la engañosa impresión de encontrarse ante una obra larga y aburrida. Nada más lejos de la realidad.

En cualquier caso, el lector de "La montaña mágica" debe acercarse a sus páginas sin prejuicios, dispuesto a disfrutar de una de las grandes obras maestras de la literatura universal, una especie de síntesis del pensamiento de principios del siglo XX a través del discurso de unos personajes realmente inolvidables. El sanatorio para tuberculosos de Davos, un lugar aparte con sus propias reglas, al que apenas llegan ecos del mundo real, es el marco perfecto para que personajes que cuentan con todo el tiempo del mundo intercambien sus ideas.

La novela comienza con el viaje del protagonista, Hans Castorp, al sanatorio para visitar a su primo Joachim, que se encuentra allí ingresado desde hace unos meses. Lo que no sospecha Hans es que su estancia, programada en principio para tres semanas, se va a alargar mucho más de lo previsto. A diferencia de Hans, un muchacho pacífico y reflexivo, Joachim, un perfecto caballero por otra parte, es un militar puro, que anhela la vida disciplinada del cuartel y cuya máxima aspiración es servir y morir por la patria. Su estancia en el Berghof es para él una pérdida de tiempo.

Si en un principio al protagonista le fastidia tener que quedarse como habitante involuntario del sanatorio, bien pronto se adaptará a la vida allí, a las cuatro abundantes comidas diarias, a la cura de reposo y, sobre todo, a las disquisiciones filosóficas con otros enfermos. Hans, que iba a comenzar a ejercer como ingeniero, le toma gusto a la vida contemplativa y sin las preocupaciones diarias de la vida cotidiana que le ofrece el Berghof. El joven Castorp decide emplear buena parte de su abundante tiempo a su formación intelectual, moral y espiritual.

8 comentarios:

  1. La montaña mágica es uno de esos libros inabarcables: en esta epopeya de Thomas Mann se dan cita decenas de temas, de referencias, de universos; el maestro alemán vertió en esta novela un inmenso caudal de sabiduría y de conocimientos, haciendo de la aventura —estática y casi inmutable— de Hans Castorp un microcosmos en el que se puede encontrar de todo.
    Esta novela depara momentos de belleza y genialidad incomparables. La grandeza de los maestros no defrauda jamás.

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  2. Un libro magnífico que nos hace reflexionar sobre infinidad de temas. Un clásico que no debería dejarse de leer en todas las épocas. Lo recomiendo, aunque hay que leerlo sin prisas, para que podamos disfrutarlo de verdad. Muchas páginas pero no le sobra nada. Una novela excelente también por la exquisitez de su prosa.

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  3. Libro imprescindible. Su forma de trabajar los conceptos espacio-tiempo es perfecta. Veo aquí muchas cosas que luego encontraremos en Cortázar.
    Un saludos

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  4. Su lectura, a pesar de lo voluminoso de la misma, no se me ha hecho pesada en ningún momento, y esto no es fácil de explicar, teniendo en cuenta que no tiene, en sí, un hilo argumental que te atrape, pero tiene algo, complejo y sencillo a la vez, casi como la vida misma, que te tiene unido a ella y además necesitas seguir leyendo. Por supuesto son sublimes las divagaciones y discusiones entre los dos grandes personajes de la obra, Settembrini y Naptha. El final de la historia es absolutamente conmovedor, dramático.., tanto, una vez más, como la vida, como la inmensa estupidez que es, tantas veces, el ser humano.

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  5. Esta novela se levanta y cobra aliento con la aparición de dos intelectuales puros: Settembrini, retórico de las ideas de la revolución de 1789 y del racionalismo liberal e individualista del siglo XIX, y Naphta, el abogado de la parte instintiva y primitiva del hombre, que tiende hacia las formas de vida comunistas. Hans Castorps, el protagonista, asiste a sus discusiones y escucha a los dos sin decidirse.
    El defecto de esta parte de la obra es que los dos interlocutores no pasan de ser unos abstractos portavoces del autor, sin llegar a ser nunca unos seres vivientes.

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    1. Interesante tu anotación y cierto. La novela cobra un nuevo empuje con la aparición de Naphta. Personalmente me parece un personaje imprescindible y necesario en la obra. Hacía falta otro punto de vista que ninguna persona en el sanatorio podría dar. Así pues, el hecho de que Settembrini comience una nueva vida en el pueblo proporciona que aparezcan nuevos personajes y que, a la vez, todavía mantenga el contacto con Hans.
      Según tu afirmación, si los dos personajes son portavoces del autor, en realidad está mostrando las dudas existenciales del propio Mann, como si estuviera manteniendo un diálogo interior, intentando aclarar sus ideas. Por mi parte no veo eso como un defecto, me parece una parte interesante teniendo en cuenta las ciscunstancias de Europa en ese momento. Por cierto, muchas delas afirmaciones hechas en la obra sobre Europa, los alemanes.... tienen una gran vigencia.
      Saludos

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  6. Tanto Settembrini como Naphta están perfectamente individualizados mientras no discuten. Pero en la disputa su personalidad queda absorbida por el proceso lógico de las ideas, y desaparece. La belleza de esta parte consiste en reflejar, jugando con la dialéctica del sí y el no, exactamente la Alemania de aquel momento, vacilante a la sazón entre las dos ideologías contrarias. Pero, naturalmente, una gran nación no puede permanecer largo rato en esta situación de escepticismo y dudosa ironía, que al final se transforma en un peligro.

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  7. La novela de Thomas Mann, La montaña mágica, está considerada como un monumento literario del siglo XX, y sin duda el proyecto más ambicioso de su autor el narrador alemán que a lo largo de su vida publicaría, además, de la citada obra, otros buenos ejemplos de la mejor literatura, Los Buddenbrook (1901), Tristán (1902), La muerte en Venecia (1911) o Doctor Faustus (1947)
    La obra narra la estancia de su protagonista principal, el joven Hans Castorp, en un sanatorio de los Alpes suizos al que inicialmente había llegado como visitante y donde se desarrollará el resto de la novela. La novela ha sido vista como un vasto fresco del decadente modo de vida de la burguesía europea en los años anteriores a la Primera Guerra Mundial, como bien se comentó en la charla del Club de Lectura, una especie de repaso a toda una época que de alguna manera marcó a la Europa de entonces. Este y otros muchos, fueron los temas discutidos por algunos de lo miembros del Club que aseguraban los muchos más y variados que contenía la novela. Según declara el mismo autor en una introducción a su obra, la idea inicial de La montaña mágica se le ocurrió a raíz de la estancia de su esposa, Katia, en el Sanatorio Wald de Davos, en 1912. En varias cartas, hoy perdidas, Katia informaba detalladamente a su esposo de su vida cotidiana en la institución. El propio Mann visitó a su esposa durante una temporada (en mayo y junio de ese año), y pudo conocer por sí mismo el funcionamiento de la institución. Como a Castorp, a Mann el director del sanatorio en que estaba ingresada su esposa le sugirió que permaneciese internado por una temporada, pero el autor rechazó la idea.
    En un primer momento, Mann pensó escribir sobre este tema una novela corta que fuese “la contrapartida humorística” de La muerte en Venecia, que había publicado en 1911, una especie de "drama satírico". El humor fue otro de los temas apuntados por los contertulios del Club, un humor satírico, sarcástico que planea sobre toda la novela. El propósito de Mann era publicarla en una revista satírica, inició la escritura del primer capítulo de la obra inmediatamente después de su regreso del sanatorio, pero pronto descubrió que la historia que tenía en mente demandaba una mayor extensión, por lo que terminó siendo una “novela corta alargada”. El trabajo de Mann en la obra fue interrumpido por el estallido de la Primera Guerra Mundial. Lo retomó en 1920, aunque de forma discontinua. Es importante tener en cuenta que durante el proceso de creación de la novela, las opiniones políticas de Mann sufrieron una importante transformación. Al estallar la Primera Guerra Mundial, apoyó explícitamente la causa belicista y el nacionalismo alemán con varias publicaciones al respecto. Esta toma de posición le hizo enfrentarse a su hermano, Heinrich Mann. Desde 1922, sin embargo, Mann, reconciliado con su hermano, tomó decididamente partido por la democrática República de Weimar. Mann publicó finalmente la novela, en dos volúmenes, en otoño de 1924, en la editorial S. Fischer.
    En el Club de Lectura no agotamos los temas por los que discurre la obra, aunque destacamos algunos personajes, el primo Joachim Ziemssen, Lodovico Settembrini, un escritor italiano, de Padua, Clawdia Chauchat, rusa, que llama la atención de Castorp por su desagradable costumbre de dar portazos, algunos de los médicos que finalmente diagnostican la enfermedad del protagonista, y otros interesantes para no hacer demasiado largo el recuento. Otros aspectos a destacar, el simbolismo de la montaña, la enfermedad y la muerte, el tiempo, las política, la música, incluso el erotismo que son los temas que abundan y que nunca se escapan a su lectura.
    La obra dejó un buen sabor de boca, aunque el volumen de más de 1.200 páginas, asusta y en ocasiones se hace duro por su densidad y disquisiciones de todo tipo, aunque sin menospreciar su valor en la actualidad, como confirmación del clasicismo con que se dota la obra de Mann.
    Pedro M. Domene.

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