lunes, 26 de septiembre de 2016

"En el café de la juventud perdida" de Patrick Modiano


La próxima reunión del club de lectura tendrá lugar el martes 25 de Octubre de 2016, a las 19:30 horas. En ella comentaremos el libro "En el café de la juventud perdida" de Patrick Modiano (Premio Nobel de Literatura).




París, años sesenta. En el café Condé se reúnen poetas malditos, futuros situacionistas, y estudiantes fascinados por la bohemia parisina. Y aunque la nostalgia de aquellos años perdidos parecería ser el tema central de la novela, Modiano le da un giro sorprendente. Porque En el café de la juventud perdida es también una novela de misterio. Todos los personajes, todas las historias, confluyen en la enigmática Louki. Cuatro hombres nos cuentan sus encuentros y desencuentros con la hija de una trabajadora del Moulin-Rouge. Algunos la buscan, otros la aman, y para casi todos ellos la chica encarna el inalcanzable objeto del deseo.

Louki, como todos los que la acompañan en su vagabundeo por un París espectral, es un personaje sin raíces, que vive inventando identidades, renaciendo una y otra vez, luchando por construir un presente perpetuo. Modiano recrea alrededor de la fascinante y conmovedora figura de Louki el París de su juventud, al mismo tiempo que construye con su estilo inconfundible una hermosísima novela sobre el poder de la memoria y la búsqueda de la identidad, dos grandes ejes de la obra del escritor francés.

1 comentario:

  1. Una curiosidad literaria nos llevó a leer una novela contemporánea, la firmada por el Nobel francés más reciente, Patrick Modiano, “En el café de la juventud perdida”. Una novela bastante breve, donde unos cuantos hombres intentan reconstruir las circunstancias vitales de una mujer llamada Louki, a quien frecuentaron cuando eran jóvenes; y aunque cada historia va por su lado, Modiano va trenzando muy hábilmente sus remembranzas para construir con todas ellas el mosaico inteligible de esa juventud perdida; también hay un escritor obsesionado con las zonas neutras de las ciudades y de las personas, esos espacios de materia oscura imposible para ser clasificada, o topografiada, entendiendo todo como un concepto, porque será precisamente en ese sentido donde hay que ir a buscar lo que de verdad importa: el amor, la eterna juventud, los recuerdos, o las razones para seguir vivo. Un individuo se pasa todas las horas de todos los días que está abierto al público un café, Le Condé, anotando el nombre, el tiempo que pasa dentro, dónde se sienta y con quién y la dirección de todos sus parroquianos, exclusivas notas de él y de su vida; también existe un marido abandonado, el de Louki, que contrata a un detective para que la encuentre, y cuando el detective la descubre sin problema alguno, se niega a darle la información al cliente porque se pone de parte de la juventud y la necesidad de libertad de ella, en contra de una posesiva madurez tan pesada como melancólica. Una librería abre de madrugada, y se enumeran los libros que los personajes van leyendo, y sabemos de los nombres de las calles, plazas y lugares de ese París oculto, de las estaciones de metro, de un perro que se mete en una iglesia, pero sobre todo nos queda la frase que alguien dice, “cuando eres joven te fías de la vida”, y otra afirma que cuando queremos a una persona tenemos la obligación de aceptar la parte de misterio que hay en ella, pero lo que sobresale y resulta curioso en esta novela es el final, esa puntada última magistral de Modiano, que queda desvelado, pero que, sin embargo, supuso alguna sorpresa entre los lectores del Club.
    La novela dio la suficiente textura literaria como para que muchos de los componentes del Club expusieran su opinión con respecto a la literatura del francés, y los valores que encierra pese a dejar siempre abiertas esas puertas a una imaginación posterior, o a esa obligada intención del autor para dejar que sus personajes transiten esas otras vidas que quedan en el aire y de las que como lectores ya no podemos formar parte. Se puntualizó sobre la buena practica literaria que realiza Modiano, y los ambientes parisinos que recrea y construye, como ese acertado trasfondo en el que sobreviven sus personajes, y sobre todo el magnetismo que la joven Louki proyecta sobre esa juventud perdida, y con la que indiscutiblemente todos nos sentimos identificados.

    Pedro M. Domene

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