viernes, 23 de diciembre de 2016

"Nochebuena" de Nikolai Gogol

La próxima reunión del club de lectura tendrá lugar el jueves 26 de Enero de 2017, a las 19:30 horas. En ella comentaremos el libro "Nochebuena" de Nikolai Gogol.

En “Nochebuena” se representa, en un mundo surreal y mágico, la lucha cósmica (y eterna) entre el bien y el mal. Gógol plantea la pregunta: ¿Por qué Dios permite al diablo vagar por el mundo y tentar a las pobres gentes? Su respuesta es que todo sucede por una buena causa, y que la libertad del Diablo está limitada: puede hacer sus fechorías solo hasta el nacimiento de Jesucristo, cuando toda la maldad se detiene y se restablece la relación entre el hombre y Dios.
Este planteamiento permite a Gógol presentarnos la idílica aldea de Dikanka en la última noche antes de la Navidad: calles y campos nevados, grupos de jóvenes que cantan villancicos y recogen sus aguinaldos mientras las brujas se pasean por el cielo nocturno en sus escobas recogiendo las estrellas en su mandil y el demonio con cara de cerdo esconde la luna en su abrigo para que la lujuria se extienda sobre el mundo sumido en la oscuridad.
En el centro de la abigarrada humanidad pecadora, la historia de amor del herrero y pintor de iconos Vakula por la muchacha más bella y coqueta del pueblo: Oksana.

Nikolái Vasilievich Gógol (Soróchintsi, Ucrania 1809-Moscú, 1852) nació en el seno de una familia de la baja nobleza rutena. Fue funcionario en San Petersburgo y en 1828 conoció a Pushkin, con quien entabló una gran amistad. A diferencia de Pushkin, Gógol pasó varios años viviendo en Italia, Alemania, Suiza y Francia, época en la que escribió su obra más famosa, Almas Muertas, así como la novela histórica Tarás Bulba. Veladas en el caserío junto a Dikanka se escribió en 1831, precisamente en la época en que trabajó en la Universidad después de conocer a Pushkin, y consta de una serie de ocho relatos («Nochebuena» es uno de ellos) de tema campesino y rural, inspirados en el romanticismo alemán y en las tradiciones populares ucranianas, rebosantes de humor y leyendas fantásticas, donde se mezclan los elementos mágicos y religiosos.

1 comentario:

  1. Nochebuena


    Unas semanas después celebramos en nuestro Club de Lectura una especial Nochebuena, una novela corta Nikolái Gógol (1809-1852), el clásico ruso ofrece un auténtico cuadro de costumbres muy vivo enmarcado en la víspera de Navidad en un pueblecito ucraniano. Desde el principio, leemos que se trata de una narración amable, porque podemos degustar la gastronomía típica de esa noche, o unirnos a los jóvenes que cantan sus canciones de puerta en puerta, algo que nos recordaba a nuestros olvidados aguinaldos. En ese mismo contexto, Gogol ofrece una historia de amor con la desdeñosa y altiva Oksana que entregará su corazón a quien pueda conseguirle unos zapatos como los de la zarina; Vakula, el herrero, con la ayuda del demonio, volará hasta San Petersburgo para conseguirlo; entretanto, la madre del herrero, Soloja, da juego a tres pretendientes: el cosaco Chub, el diácono (casado) y el alcalde, lo que configura unas divertidas coincidencias en la línea de nuestras clásicas comedias de enredo. En este cuento, el demonio roba la luna para dejar a oscuras a los enamorados; una bruja colecciona estrellas, y magos sentados sobre pucheros surcan el éter, y estas imágenes de fantasía, alternan con el realismo costumbrista con total normalidad, lo que da lugar a capítulos de una total y absurda comicidad.
    Lo mejor de esta novela breve, tras la aparente juguetona estampa de diversos personajes, es que Gógol realiza una radiografía de todas las clases sociales y, veladamente, critica la superstición, calibra la moralidad de los altos estamentos y de las jerarquías eclesiásticas e, incluso, se atreve a poner en tela de juicio la política de los zares, en la entrevista que mantiene un cosaco ante la zarina Catalina; pero es importante, porque con este texto se adelanta a sus obras mayores, donde Gógol llevará a cabo una peligrosa crítica contra la Rusia autocrática y feudal.
    Después de una amena charla e intercambio de opiniones, los miembros del Club quedamos en que se trataba de una lectura agradable, aunque con abundantes mensajes entre líneas, y el marco navideño ucraniano quizá lo haga más interesante y muy distinto, y pese a la diferencia cultural entre el mundo ruso, sin embargo, la universalidad de las miserias humanas conllevan que la Navidad, en ese sentido, es igual en todas partes.
    El libro dio el juego suficiente como para una charla amena y distendida, al margen de los valores de la obra y de cuestionar si de trata de una obra menor del autor, así que sumamos una lectura clásica más a nuestro Club que poco a poco alimenta todo un interesante listado de buenas y amenas lecturas.

    Pedro Martínez Domene

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